Publicado el 23.08.2016.11:22 pm
Al inicio de los Juegos olímpicos de Río, hicimos un análisis sobre la magna cita deportiva planetaria y el desempeño de los países según su poder y organización. Hoy queremos destacar de nuevo varios aspectos.
Primero debemos comentar sobre la sede de los Juegos, que sin lugar a dudas es de por sí una demostración de poder de los llamados países emergentes, los cuales le están roncando en la cueva a las primeras economías del mundo; no ver esto es una ingenuidad. No se puede ignorar la reciente desestabilización en Brasil, eso es parte del intento de frenar a los países emergentes, no obstante el ascenso de estos presentan una tendencia imparable que – con sus fluctuaciones- trastoca el escenario internacional el cual marcha hacia un nuevo orden.
Ejemplo de lo señalado es como los llamados BRICS -Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica- han logrado centrar la atención del mundo deportivo, alzándose con las sedes de los principales eventos competitivos del orbe en los últimos –y próximos- años; para muestra un botón: Mundial de Fútbol Suráfrica 2010, Mundial de Fútbol Brasil 2014, Mundial de Fútbol Rusia 2018, Olimpiadas Beijing 2008, Olimpiadas Río 2016. Sin duda una demostración de poder.
Por otro lado, está el resultado que los países demuestran en los juegos olímpicos. En nuestra pasada entrega mencionábamos que no hay indicador más elocuente y que el medallero olímpico, en comparación con cualquier indicador macroeconómico o social. En Río 2016 no fue la excepción y 6 de 7 los miembros el G7 – Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido- se posicionaron entre los 10 primeros lugares del medallero. Esa eficacia es sin lugar a dudas sinónimo de poder y organización, es además el resultado de políticas de largo plazo.
En esta edición de los Juegos Olímpicos, Latinoamérica tuvo un excelente desempeño, logrando mejoras sustanciales, destacando las actuaciones de Brasil, Jamaica, Cuba, Colombia y Argentina. El caso de Colombia es particularmente llamativo con un ascenso sostenido y hasta vertiginoso en su posición final del medallero –lugar 64 en Beijing, 38 en Londres, terminando de 23 en Río, escoltado por Suiza en el 24-
Nuestros atletas, por su parte, hicieron una gran actuación obteniendo 3 medallas, cosecha significativa de la cual estamos orgullosos. No obstante nuestro país cayó del lugar 50 obtenido en Londres, al 65 en Río; en vista que en esta ocasión no logramos preseas de oro.
Toca esperar Tokio 2020, a ver cómo estará la configuración de poder del planeta expresada nuevamente en una cita deportiva; yo apuesto a la tendencia de los emergentes.
Ricardo Ríos Calderón, Presidente de Poder & Estrategia C.A.
Consultor en análisis estratégico.
twitter @riosdefrente