Publicado el 10.05.2016.3:21 pm
No sé en qué momento caerá el Gobierno; o si más bien resulta que se consolida pivotando sobre un eje de cambios que corrija su actual (e indudablemente errónea) dirección. Sea por la primera o por la última de las razones señaladas, lo que viene son cambios, la actual situación es económica, social y políticamente insostenible en el mediano plazo, estamos imbuidos en una dinámica perversa tendiente al caos; lo que implica que en el corto plazo, este u otro gobierno, tendrá que recoger los vidrios.
El paso que corresponde dar a quienes Gobiernen este país en los próximos meses está de ante ojito, son pasos o medidas de las que nadie quiere hablar, pero que están allí, latiendo, esperando ser tomadas, pero hasta ahora permanecen secretas, custodiadas por decenas de cancerberos en el cerebro de quienes conocen la gravedad de la situación, pero que consideran que aún no es el momento de nombrarlas (las medidas). Aunque insistimos, son ya ineludibles, hay que tomarlas, y cada vez serán más dolorosas, porque, tal como una gangrena que no se curó a tiempo, cada día que pasa cuenta, y cada día que pasa implica que el miembro tendrá que ser amputado más y más, incluso por arriba de la articulación.
Son temas tabú en vista de lo antipáticas que serán las acciones a tomar, los políticos y opinantes de la cotidianidad no las dicen; pero son inexorables. Para romper la comparsa secreta y estimular el debate, diré que entre las acciones obvias que deberá tomar el Gobierno (probablemente el próximo) encabeza la lista la privatización de las empresas del Estado, pero no solamente las que fueron nacionalizadas en la última década, sino también algunas que son emblemáticas del país. Vendrán ajustes en los precios de los servicios públicos, tal como el gas doméstico, electricidad, telefonía y otros, serán ajustados hasta cubrir costos y dar ganancias a quienes administren esas empresas. El precio de los alimentos ya no será ficticio, al igual que el precio de las medicinas, ambas tenderán al alza, al menos tomando como referencia el precio regulado, porque si toma como patrón los precios del mercado negro bachaqueril, los precios serán a la baja. Cosa similar se verá con la Gasolina, que no podrá seguir regalándose.
La Ley de Trabajo será derogada o modificada (por la vía de los hechos), y se tenderá a establecer un cuerpo jurídico (o fáctico) que permita producir con productividad. La política social se enfocará en el subsidio directo. Paralelamente se procederá al endeudamiento con entes multilaterales. Todo esto no es un plan de Gobierno, son medidas que, independientemente del signo de quienes gobiernen, tendrán que ser aplicadas.
Como verá el lector, no se trata de juicios de valor ni ser profeta del desastre, es simplemente ver y decir lo que no necesita anteojos. ¿No me cree? Guarde este artículo y hablamos en dos años.
Ricardo Ríos Calderón
Twitter: @riosdefrente
imagen tomada de http://cedice.org.ve/