Publicado el 13.06.2016.7:32 pm
Desde hace ya algunos años viene presentándose en nuestro país un movimiento migratorio importante, pero en los últimos meses se ha convertido en éxodo, la cantidad de gente que se ha ido; se está yendo o tiene planes de irse, es alarmante. Es reflejo de que algo pasa en Venezuela.
Muchas urbanizaciones de la clase media están quedando semi abandonadas, calles completas vacías; no hay duda, es un éxodo, y todos los que se marchan tienen una historia y unas razones, no obstante en estas líneas quiero hacer especial énfasis en los profesionales que se están marchando, que de paso son la mayoría de los que se van.
El éxodo de profesionales tiene como razón principal las perspectivas de vida, buscando prosperidad económica (o por lo menos sobrevivencia), algo de seguridad personal y posibilidades de ampliación profesional. Elementos que lamentablemente hoy no ofrece Venezuela, si así fuera, pocos se someterían a esa dura experiencia que significa ser inmigrantes.
Con este desplazamiento todos perdemos, los que se quedan y los que se van, como dice la canción de “Desorden Público” el famoso grupo de Ska. Los que se van dejan atrás una enorme cantidad de lazos, afectivos, familiares, profesionales, para empezar casi de 0; los que se quedan, además de sentir el vacío, pierden un profesional valioso con quien contar. Los casos más sentidos, por ejemplo, son los de los médicos, un especialista con el que ya no contará el país, y su ausencia puede incluso significar la vida de los que se quedan. Finalmente pierde el Estado, que invirtió una millonada en la formación de esos profesionales.
Aquí no se trata de señalar al que se va, al contrario, toca solidarizarse, porque si tomó la dura decisión de irse es por razones profundas y muy respetables. Más bien se trata de señalar las causas del éxodo y ponerle coto al mismo, insisto, a las causas, no a las consecuencias, pues no me sorprendería que el día de mañana a un “brillante” burócrata se le ocurra que la manera de frenar el éxodo sea cerrar las fronteras o alguna otra genialidad.
En el éxodo hay costos imponderables, la ruptura y pérdida de capital social, el inestimable costo afectivo. No obstante, podemos hacer una aproximación de costos en millones de $ de la pérdida que significa para la República, solamente basándonos en el costo invertido por el Estado para formar a estos profesionales (y no incluiremos el costo de las especializaciones ni el aporte que se deja de hacer al PIB, cuando se marchan).
La ecuación es simple, la pérdida es = Costo de formar a un profesional (promediando la especialidad, pues sabemos que los más costosos son los médicos que cuestan cerca de 250 mil $) X el nro. de profesionales que se han ido. Las cifras extraoficiales más conservadoras (pues no hay cifras oficiales publicadas) hablan de 800.000 profesionales X 100 mil $ = 80 mil millones de $. Sólo para ilustrar la dimensión de la cifra, esto es el equivalente a construir 34 veces el World Trade Center (las torres Gemelas y sus edificaciones vecinas).
El desafío es cambiar rápido y radicalmente las causas del éxodo. Hay que crear condiciones para que sea atractivo quedarse en Venezuela.
Ricardo Ríos Calderón
Twitter @riosdefrente